Sin duda, rectilíneamente
tu frente con mis manos toco,
ingenua, sin sombras perversas.
Suspiras.
Soy consciente del olor a flor de limonero
presente, subyacente, envolvente
en la distancia que nos separa.
Muerto en tu memoria nací.
Solamente tus ojos, uno a uno
me miran con sorpresa,
con nostalgia de lo que no fue
porque no estuve allí.
Recorro tu cuerpo interiormente.
Dejas caer tus labios sobre mí.
No puedo más.
Ya no me importa el fondeadero.
Más allá del amor,
más allá de la pasión,
al final de la tierra,
te beso, encontrándote.
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